El ser humano es luchador para llegar a lo más alto pero una vez que lo consigue no sabe como seguir el camino correcto, se bloquea, no sabe asimilar ese rol.
El que llega a campeón, sólo consigue con ayuda especializada mantener su
nuevo papel en la vida, sin esa ayuda comienza a olvidar como fueron sus inicios y lo que le costó llegar hasta lo más alto.
nuevo papel en la vida, sin esa ayuda comienza a olvidar como fueron sus inicios y lo que le costó llegar hasta lo más alto.
Con campeones no me refiero sólo a deportistas sino también a cualquiera que haya triunfado en cualquier aspecto de su vida personal o profesional.
Una gran mayoría de los que llegan al triunfo reciben una sobredosis de EGO, olvidando quienes fueron los que le ayudaron en sus inicios y quienes les apoyaron en los momentos difíciles y de debilidad.
Por otra parte los no campeones no saben afrontar los triunfos de aquellos que llegaron hasta el.
Muchos se regocijan en las desgracias y fracasos ajenos, la envidia mueve al ser humano, no soportamos ver como muchos llegan hasta donde queremos llegar nosotros son criticar. Y no todos estamos preparados para ser criticados.
El triunfo saca casi siempre ese lado oscuro del ser humano, la envidia, el egocentrismo, que al parecer se acentúan cuando estas por encima de otros.
Se pierden valores como la humildad, la honestidad y otros muchos que la vida nos enseña cuando simplemente somos mediocres.
Triunfadores acuérdense de aquellos que les ayudaron a llegar donde hoy están.
No triunfadores deben alegrarse por aquellos que llegaron hasta donde tu quieres llegar, tal vez mañana seas tu el próximo en triunfar.
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