Escuela de Valores

El pasado lunes leía en El Periódico Extremadura un artículo a doble página sobre la precariedad laboral en Extremadura, contratos a media jornada o por horas incumplidos, contratos que a pesar de estar firmados por cuatro horas se alargaban hasta las ocho, doce y hasta quince horas diarias.

Situaciones que apenas se denuncian por miedo a perder el trabajo y por miedo a represalias en futuros trabajos.

Este tipo de situaciones se han agravado a causa de la crisis económica y laboral, es un acoso encubierto al trabajador.

Mucho hablamos del acoso escolar, violencia de género, pero apenas hablamos de este otro acoso al que un número importante de la población está sometido.

Muchos cursos para formar a empresarios para que sus negocios sean rentables, estudios de mercado, económicos, etc, pero muy pocos para formarlos en valores y derechos.

Una empresa no depende sólo de sus cifras económicas y su puesto en rankings de mejores empresas a nivel de números, una empresa depende de sus trabajadores, sí el trabajador cada día va feliz a su puesto de trabajo es mucho más productivo, no se puede trabajar con miedo y sabiendo que tus derechos más básicos no son respetados.

Tan vez deberían de iniciarse cursos para todos los empresarios donde se les enseñe que es la calidad humana, que lo primero no es el cliente, sino el trabajador.

Un trabajador tiene derechos que sin duda muchos jefes desconocen o no quieren conocer, que tienen vida después del trabajo y que tienen unas necesidades familiares que también necesita cubrir.

"Trabaja para vivir pero no vivas para trabajar" es una de las frases más ciertas.

Necesitamos una remodelación en el sistema empresarial que enseñen a conciliar vida laboral y vida familiar, explicar a jefes, empresarios y políticos que el trabajador desempeña un trabajo y no por eso es su esclavo.

El trabajo bien hecho debe ser reconocido y recompensado, a veces no es necesario una valoración económica, pero sí una palmada en la espalda que haga seguir trabajando con ilusión y con ganas.

Debemos educar a los empresarios para que sus trabajadores le vean como un líder y una parte importante del equipo no como un ogro que se come a los niños malos.

Tal vez deberíamos empezar a preocuparnos de resaltar más las buenas cualidades del ser humano y no castigarles con aquello que han hecho mal.

El día que todos absolutamente todos nos preocupemos por ver primero las virtudes de nuestros semejantes en lugar de sus defectos viviremos en un mundo más justo y agradable para todos.